
Ayer, mientras hacía mi reparto, me acerqué a un grupo de personas que tomaban el fresco en la calle... Una anciana me preguntó a quién buscaba, le dije el nombre y me dijo: "-Si, es aquí...pero ¿hay que firmar algo?". Le respondí que no, que simplemente le dejaba el folleto. Entonces me dijo que ella nunca firmaba nada, que si no firmaba por su madre que estaba enterrada, menos lo hacía por alguien vivo... Le dije que hacia bien, que con esa actitud se ponía en guardia en caso de alguna estafa... Fue gracioso ver como mientras ella intentaba excusarse en que no sabía leer ni escribir, las vecinas me decían que sí, que sabía... Así que entonces me dijo: "-Mira joven, lo que pasa es que no sé del todo... Mi marido, en gloria esté, me enseñó a escribir mi nombre y a leerlo antes de su muerte. Sólo lo justito para poder defenderme..." Recordándolo se le iluminaba la mirada, como agradeciendo la última voluntad de su esposo, que puso empeño en que aprendiera a firmar. Me habló de que no sabía sumar o restar en el papel, pero si en su vida cotidiana...
Creo que a veces se lleva la sabiduría dentro, yo sabiendo firmar y leer, más de una vez me han engañado... Ella, con la lección básica aprendida de su esposo, estaba satisfecha de no haber sido objeto de una cosa así jamás. Me pareció entrañable... (12-06-07)
Creo que a veces se lleva la sabiduría dentro, yo sabiendo firmar y leer, más de una vez me han engañado... Ella, con la lección básica aprendida de su esposo, estaba satisfecha de no haber sido objeto de una cosa así jamás. Me pareció entrañable... (12-06-07)