Poemas y otras fantasías.

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sábado, 28 de marzo de 2009

Un sueño.


Tengo un amante que me visita en sueños.
Me abraza, me besa, me lleva con él.
No puedo tocarle, ni rozar su pelo,
No hay calor en sus manos,
ni humedad en sus labios.
Creo que somos felices.
Me habla al oído, susurra un “te amo”.
Yo soy él, él es yo.
Su mano y mi mano tocándose.
Teme estar conmigo,
temo estar con él…
Despierto en la noche, no estamos juntos.
Él está muerto,
yo respirando, jadeándole.
Tengo un amante que me visita en sueños.
Si no me despierto,
me fui con él…

miércoles, 25 de marzo de 2009

Fibromialgia


Durante mucho tiempo pensé que estaba sumida en un periodo depresivo que no acertaba a comprender. Sólo sé que me sentía cansada, sin ganas de nada, viendo montañas por todas partes. Levantarse cada mañana suponía, y supone, un esfuerzo titánico.
Cada analítica demostraba que mi estado de salud era excelente: nada de colesterol, azúcar o alteraciones hepáticas; pero cada esfuerzo de mi musculatura era un dolor seguro al día siguiente. Las tareas de casa se acumulaban sin remisión, mi desgana para hacer senderismo cada domingo iba en aumento, me veía invadida por el virus de la pereza…Mi madre decía que eso era lo que ocurría cuando alguien dejaba de hacer sus obligaciones.
En ocasiones, cuando mi ex me abrazaba, no podía evitar un lamento que él siempre interpretó como rechazo; a pesar de mostrarle el inevitable moratón que me salía al día siguiente. Mi musculatura estaba demasiado sensible, brazos y piernas no se libraban de las huellas de una debilidad que iba en aumento. Padecí en algunas etapas de una artritis reumatoide que camuflaba la llamada “enfermedad silenciosa”.
Tardaron unos años en diagnosticar el problema. He estado un tiempo atiborrada con un tratamiento que no siempre me hizo sentir bien. Actualmente, sólo me encuentro bien si estoy trabajando, ocupando mi cuerpo y mi mente en sacar adelante a mis hijos. Apenas sigo el tratamiento inicial (tal vez me estoy perjudicando), excepto cuando tengo alguna crisis grave. He aprendido a vivir con el dolor, sin sentirme un ser inútil y perezoso; incluso me río al recordar algunos momentos patéticos que me han ocurrido en estos años, cómo cuando me quedé casi mediodía tirada en el suelo de la cocina, completamente “enganchada” (y a ello contribuyó otros problemas que aparecieron con el tiempo), con mi jauría de yorkshires saltando sobre mí creyendo que aquello era un juego. Ese día estaba sola en casa. Terminé con más babas que un caracol. Al final, conseguí levantarme para ir a dejarme caer en el sofá, hasta que el dolor desapareció.
No voy a relatar las consecuencias indirectas de padecer esta enfermedad, pero han sido muchas, tanto a nivel personal como social. Dar la sensación de persona enfermiza es un reto a superar, intentar que te comprendan cuando no te aceptas tú en este sentido, hacer ver que puedes aunque te duela…Mis amigas me dicen que no me retrate así o no me saldrá novio…No es lo que espero, realmente; pero ¿sirve de algo ocultar que eres una enferma de fibromialgia?
Por el contrario, lo que quiero y hago, cada vez que puedo, es salir, pasear, hacer “minisederismo” (mi entorno natural lo permite), y, por supuesto, bailar…Aunque sea con el palo de la escoba.

Os dejo algunas referencias que podéis consultar en la red para saber más sobre el tema:
http://www.fibromialgia.cat/
http://www.fundacionfatiga.org/
http://www.fibromialgia.com.ar/
http://es.wikipedia.org/wiki/Fibromialgia

martes, 24 de marzo de 2009

FRAGMENTO



Él: - Imagino esta charla abrazados, en la cama, sintiendo cada caricia, sin prisa alguna…
Ella: - Uniendo nuestras pieles, nuestras identidades, nuestros latidos…sin pausa.
Él: - Palabras entre beso y beso…Palabras entre caricia y abrazo…Y las manos jugando a buscar…Y las bocas, a silenciar al otro…
Ella:
- Sólo las miradas siguen la charla sin necesidad de voz.
Él: - Las bocas, reanimando, dando vida…Y con saltos intempestivos, según impulso de amor…
Ella: - Así, totalmente entregados…En medio del pequeño río, mojados hasta la cintura, ahogándonos en sus aguas y salvándonos al unísono.
Él: - Somos un puro poema…

domingo, 22 de marzo de 2009

He podado el jazminero... Ahora comeré manzanas.



Los fines de semana me dedico a hacer ejercicios de memoria, también de recuerdos. No sé qué es peor…o mejor. Los de memoria son geniales, si salen bien, es positivo. Sin embargo, si son de recuerdos, el balance es negativo. Me concentro demasiado en situaciones que no fueron agradables. Es como hacer sumas o crucigramas para ejercitar la memoria. Terminarlos es una victoria, pero en la vida no siempre acabamos las cosas. Creo que tengo que aprender a cerrar las ventanas a los malos recuerdos, y a abrirlas de par en par a los buenos. No me refiero a saldar deudas con el pasado, pero si a aprovechar al máximo cada momento vivido.
Mi chica Ana me decía que todavía me quedan vidas por vivir, que no he terminado de formarme…Es otra alma sensible en este mundo. Ella dice que no nos queda nada para alcanzar la cumbre, que está ahí, a la vuelta de la esquina. Ambas tenemos ganas de salir de este círculo vicioso que nos ha envuelto de distinta manera a las dos, sólo que ella es más creyente que yo.
Echando la vista atrás, me consuela la visión de mi abuela peinando su “jareta”. Su paciencia sin limites, sus dedos agarrotados por la artrosis, pero trabajando aquella débil melena que le llegaba a la cintura…Me encantaba contemplarla. En medio de su ceguera, cada mañana aparecía en el salón perfectamente peinada y oliendo a agua de colonia. Daba la sensación de haber cumplido con un deber que sólo ella conocía. Desconozco si su mirada perdida era por las cataratas que padecía, o por una mera resignación a una dura vida. Solía ser silenciosa hasta en el caminar.
Mi abuelo, sordo desde su juventud, siempre tenía un instante para tararear una canción. Me decía: -“Pon la radio y bailamos una “pieza”…” Y allí nos encontrábamos los dos, agarrados, girando; mientras le aclaraba si la “pieza” era un tango, pasodoble, etc. En su fuero interno, imagino que recordaría la música, porque bailaba sin perder un paso. Solía aislarse sin que nos diéramos cuenta, porque para charlar con él había que alzar la voz y, aunque al principio lo lográbamos, terminábamos hablando como de costumbre; forzándole a esa situación.
Nunca les vi decaer o rendirse, seguían haciendo las mismas cosas cada día; mientras yo protestaba en mi lucha preadolescente por todas las cosas. No quiero volver a juzgarme a mi misma nunca más.
Hoy he podado el jazminero, mañana echaré un poco de abono…Quiero tener una buena cosecha de manzanas con olor a jazmín. Quiero ser la mariquita que libra de parásitos mi planta (que soy yo). Quiero ver las flores abrirse en la noche y llenar de aromas mi balcón. Quiero que el rocío me bañe en cada amanecer. Posiblemente no tendré manzanas, ni jazmines…Pero no tendré dudas de que lo intenté.

viernes, 20 de marzo de 2009

Dos...


Hoy he roto una promesa… He dejado el alma a oscuras, confundida… Hoy ha soplado el viento y ha revuelto mis cabellos… Hoy ha llegado la lluvia y ha barrido mis cenizas… Hoy se ha oído el trueno y, después, sólo ha habido silencio… Hoy ha caído un rayo en mi corazón… Hoy ha brillado el arco iris y todo se ha iluminado… Hoy no ha sido hoy… Hoy he esperado, he sentido, he soñado… Hoy he dejado que la locura venciera a la razón… Hoy he tenido miedo… Hoy he temblado… Hoy he perdido una batalla… He perdido dos… Hoy es uno de esos días en los que me iría a la playa, me sentaría en la orilla y allí me quedaría... Sin más, sola, mirando al mar, en silencio... Simplemente sintiendo el murmullo de las olas, en su ir y venir; el graznido de los pájaros y ese olor tan especial que despide... Hoy quisiera recostarme en tu regazo, mientras dejo pasar los minutos hasta conseguir que el sueño me venza… Hoy no debería ser así... Hoy no debería estar aquí... Hoy tendría que ser ayer... Hoy quiero ser yo o él… Hoy quiero ser dos.

Martes, 22-7-08

jueves, 19 de marzo de 2009

No tengo titulo para esto...

Para nada estaba nerviosa ese día. Cómo cada dos años, un revisión de rutina. En la antesala, se comenta el tamaño de los pechos de cada una de las que allí estamos…Unas dicen que no les caben en la máquina, otras que llevan un huevo frito adosado. Las hay que se quejan del dolor que produce el aplastamiento del seno para la mamografía, pero es evidente el incierto temor que nos sacude el interior y no queremos manifestar.
Salí descompuesta, apenas me despedí de las otras mujeres que de inmediato supieron que me ocurría. Eché a correr sin mirar atrás, huyendo de un toro invisible que me perseguía por aquellas calles, llenas de gente anónima.
Pensar en lo peor, en la tragedia, en la debacle que se avecina es una postura cómoda. Somos catastrofistas (yo, la primera). Llevo tanto tiempo esperando cosas buenas, que no veo la vida, ni las migas de felicidad pequeñas que tengo delante. Es cierto, que la vida me ha vapuleado en cierta manera en los últimos años, que los tropezones se me han acumulado en el camino, que mis ojos se hacen cada vez más ciegos a la luz, que me rindo con facilidad…Si hubiera una reina de los avestruces, esa sería yo. Incomprensiblemente, a pesar de todo esto, mi cabeza siempre permanece fuera del agua…Sigo sin entender cómo lo consigo, dado mi desastroso estilo natatorio.
Ha sido una semana dura, pero no me ha faltado el apoyo de mis chicas, de mis hijos, de familia, de amigos desinteresados infundiendo ánimo en este cuerpo, en ocasiones, demasiado cansado. Acudí a la prueba definitiva con tanto miedo, que apenas entendía las explicaciones que me daba el médico. Creo que terminé diciendo que si a todo y dejándome llevar. Marcaron la zona de punción (cómo x en un mapa del tesoro pirata), tan exactamente que apenas note un pinchazo y una sensación extraña, que el temor no me dejó definir. Un apósito, una buena noticia y una media sonrisa envuelta en lágrimas; fue lo único que pude articular delante de mi hijo que esperaba fuera.
Hoy, más relajada, pienso que corrí un san Fermín imaginario; hecho con las prisas del miedo, sin darle tiempo a mi cerebro a pensar y evaluar…He aprendido que, a veces, corro en sentido contrario a la reflexión y a la calma. Todos somos posibles candidatos para lo peor, lo malo es que no damos la misma importancia a una muela careada que a un pecho con un bulto sospechoso. Lección aprendida para una “correprisas” como yo, peleada con los toros, con la vida y con la velocidad que infiere la calma.
Busquemos, palpemos nuestros senos, pero con la convicción de que ese acto es tan necesario como la higiene dental. Si encontramos algo, paremos un instante…Que nadie salga corriendo como hice yo, porque por más que corras tu cuerpo sigue contigo…Y no podéis huir por separado.

martes, 17 de marzo de 2009




Me quedé en aquellas mañanas ,
de embrujo indescifrable
de primavera preñada de ternura
con códigos de ecos lejanos.
Me quedé, sin hacer ruid0
sumergido e inerte,
amparado por la niebla
que velaba algún azul,
quizá teñido.

(Julio)


Me quedé en aquel regazo,
embrujada de azul
tan oscuro que apenas un retazo
del alma asomaba.
Era como ver el fin,
quizá un principio de nada,
en abrazo neblinoso
que apagaba aquel azul,
quiza teñido.


(María)